jueves, 20 de octubre de 2011

DADAÍSMO

Movimiento cultural nacido por azar en un café de Zurich en febrero de 1916, rápidamente inundó Europa con obras de arte que causaron enojo y el desconcierto de la sociedad.

Patrick Waldberg narra la gestación del dadaísmo y el surrealismo gracias a las figuras tutelares de Tristan Tzara y André Breton, y evoca a los artistas que dieron vida a estos movimientos.

El dadá se representa como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior.


 El Dadá se manifiesta contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; defiende el caos contra el orden y la imperfección contra la perfección. Por tanto en su rigor negativo también está contra el modernismo, y las demás vanguardias: el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos de cuanto ha sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadá niega la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son el gesto, el escándalo, la provocación. Para dadá la poesía está en la acción y las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.



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